martes, 6 de diciembre de 2016

Rolling Stone Diciembre 2006










David Bowie: "Básicamente no me ha gustado mucha de la música que he estado haciendo en los últimos años. Olvidé que no era músico y que nunca lo fui. Siempre quise ser director de cine, así que, inconscientemente, intenté unir ambas cosas introduciendo aspectos cinematográficos en mi música. Pero no funcionó."



"Cuando dije que no me gustaba la música que he hecho en este tiempo quise decir: "¿Funcionó?" 
Sí, funcionó porque mantuvo la máquina girando. Ahora ya he terminado con el rock. Se acabó. Fue divertido pero no lo voy a volver a hacer."



"Quien sabe, a lo mejor yo también estoy loco. Está en la sangre de mi familia. Lo que si puedo decir es que siempre he tenido una asquerosa necesidad de ser algo más que un humano. Me di cuenta de
que la mente no es un mecanismo tan inteligente."



"Nunca me gustó el hippismo. Me gusta la meditación, pero al estilo de la generación beat. Nunca tomo ácido. Lo he probado, igual que la hierba, pero ya está. Las drogas han formado parte de mi vida en los últimos 20 años, pero no soporto la debilidad. Siempre que veía a alguien con collares de la paz me daban ganas de pegarle una hostia."



David Bowie 1976.




David Bowie: "Soy decente al bajo, pero por alguna razón soy 
una verdadera mierda tocando la guitarra solista."

"No soporto el country"


Extracto de la entrevista publicada en Rolling Stone de EEUU el 23 de abril de 1987:

P: ¿Desde pequeño ya te interesaba la moda, la ropa…?

David Bowie: Sí, me gustaba cómo combinaban las cosas, pero nunca fui demasiado sofisticado. Eso me salvó. Me gustaban las cosas elegantes, pero siempre me gustaba más el aspecto dejado, como de barra de bar.

P: ¿estabas al tanto de los (“teds”/teddyboys”, primera tribu urbana que surgió en Londres en los 50: les gustaba el rock and roll americano y vestían con gafas de sol, americanas y pantalones ajustados) cuando aparecieron?

DB: Sí. Había un ted un par de portales más allá de donde vivía cuando era pequeño. Creo que se llamaba Eric. Tenía un impresionante pelo naranja rizado y un par de cuchillas en el cuello de su camisa, supongo que para que no le molestaran otros teds. Eso me parecía alucinante. Estaba un poco chiflado: podía quedarse en una esquina durante horas jugando con una cadena, como un autómata. 

P: ¿Estuviste tentado por ser uno de ellos?

DB: Sí. Muchos de los chicos de mi edad se hicieron teds, pero no me gustaba mucho su ropa. Me gustaba el rollo italiano, las chaquetas de caja y la tela de angora. Podía encontrar algo en tiendas de barrios como Bromley, pero no de calidad. Tenía que ir a Sepherd’s Bush o al East end. Una vez dejé el colegio y pude ahorrar algo de dinero trabajando. Así que fui a un sastre. Resultó ser el mismo de Marc Bolan. El resto del dinero lo gastaba en equipos: saxos y cosas así. 

P: Cuando tocabas en los Kon-rads llevabas un corte de pelo bastante moderno…

DB: Sí, sí, me encantaba todo el tema del pelo.

P: ¿Quién fue el rockero que más te llamó la atención de pequeño?

DB: Little Richard. Le vi en el Brixton Odeon. Debía ser 1963, porque los Rolling Stones eran los teloneros. Espera, que te digo el cartel de aquella noche: los Stones abriendo, luego Bo Diddley y, si no recuerdo mal, Duane Eddy. Y cerrando Sam Cooke. Eso fue la primera mitad. Luego, en la segunda mitad, Little Richard. Este tipo era irreal. Nunca se había visto algo igual. Él y su grupo llevaban unos trajes perfectos, con los pantalones grandes y demás, pero perfectos, de angora, claro. El concierto fue algo del otro mundo. Y los Stones estuvieron muy bien. Mick había hecho grandes avances en directo. Recuerdo que alguien le dijo desde el público: “¡Córtate el pelo!”. Y él respondió: “¿para qué? ¿Para parecerme a ti?”. Fue muy gracioso. Fuimos los Kon-rads al completo y nos partíamos de la risa en nuestros asientos.

P: ¿Qué tipo de música hacían los Kon-rads?

DB: Muchas versiones. Y luego… la banda se separó, por mi culpa. Sí, amigos, yo deshice a los Kon-rads. Ya lo he dicho.

P: ¿Y qué pasó con los Manish Boys, aquel grupo de siete miembros en el militaste hasta principios del 65?

DB: Aquello era solo para sobrevivir. No me gustaba nada esa banda. Era Rhythm&Blues, pero no era bueno. Ninguno hacíamos nada de dinero y yo tenía que vivir en Maidstone, que era de donde eran los Manish. No sé si conoces el lugar, pero la cárcel de Maidstone es de las más grandes de Inglaterra. Siempre había algún delincuente pululando por ahí: una cárcel y solo algunas casas alrededor. Esa fue la única vez en mi vida que me pegaron.

P: ¿Quién te pegó?

DB: Un ex convicto, supongo. Iba andando por la calle y me encontré en el suelo con un fuerte golpe. Siguieron golpeándome mientras estaba tirado en la acera. Todavía hoy no sé por qué lo hicieron. No tengo buenos recuerdos de Maidstone. De todas formas, los Manish no tuvieron una carrera larga. Sin embargo, logré imitar el corte de pelo de Keith Relf. Siempre pensé que él molaba mucho. Me gustaba el sonido de los Who y el aspecto de Keith. Pensaba: “Si puedo ser como él, que se prepare el mundo” (Risas).

P: ¿Tienes mejores recuerdos de Lower Third, tu siguiente banda?

DB: Estábamos muy inspirados por los Who. Pero escribíamos nuestras propias canciones. Estaba muy centrado en escribir por aquel  entonces. Estaba convencido de que podía escribir cosas tan buenas como cualquiera.

P: Y ahora puedes decir que tenías razón.

DB: Sí. Le di mi primer single (Space Oddity) a Pete Townshend en el camerino después de un concierto de los Who. Sería 1969. Le dije. “Escucha esto y ya me dirás qué te parece”. Y muchos años después, me dijo: “Por cierto, hijo, me acuerdo de cuando me diste aquel single. Quiero que sepas que sí me gustó”. Puto mentiroso. (Risas)

P: ¿Llegaste a ser mod?

DB: No llevaba su estilo de vida pero lo era superficialmente. No me gustaba montar en scooters. Tampoco era un tipo que fuera a muchos clubs. Nunca he salido mucho.

P: ¿En serio?

DB: No. Solo salía una vez por semana o así. Algo que, por aquella época, no era mucho. Quiero decir: aquellos chicos solían salir cada noche hasta las siete de la mañana. A mí me gustaba ir a museos y al teatro, cosas de esas. No conocía tantos garitos. 

P:  Y llegó la moda hippie…

DB: Sí, todo el mundo se convirtió a la psicodelia. De todas formas, no recuerdo a mi gente influida por el rollo de paz y amor. Les afectaron más las setas alucinógenas, los colores, la música y la ropa psicodélica. Pero lo de “paz y amor” era más americano. Lo mejor que salió de esa época fueron las primeras grabaciones de Jeff Beck. 

P: ¿Cómo fueron los primeros conciertos de Ziggy Stardust?

DB: Fueron duros, porque costó que la banda se metiera en el papel. El mayor problema era que no pensábamos igual. No nos entendíamos. Pero, luego, cuando se dieron cuenta de que podían ligar con las pintas que llevábamos se convencieron. Era gracioso: verlos con esos trajes y pensar: “Hace solo dos semanas vestíais pantalones vaqueros” (Risas).

P: ¿De dónde sacabas la ropa que llevabas en la época de Ziggy Stardust, la diseñabas tu?

DB: No. Lo hacía un diseñador llamado Kansai Yamamoto.  Ahora, por supuesto, es un diseñador de prestigio, pero por aquella época era bastante experimental. Solía decir: “Hay una banda rarísima que va vestida con mis diseños”. 

P: ¿Fue Aladdin Sane creado para continuar el trabajo de Ziggy?

DB: Fue creado para ser una mezcla: para salirme de Ziggy, pero sin saber a dónde estaba yendo. Era un poco ambiguo porque la ambigüedad estaba en el ambiente. 

P: ¿Diseñaste tú el maquillaje de Aladdin?

DB: Yo fui el que tuvo la idea del diseño del rayo en la cara. 

P: A pesar de que has girado mucho –y de las críticas tan positivas de tus conciertos-, la primera parte de tu carrera la saldaste con deudas. ¿Cómo pudo ser?

DB: Fue culpa de mis managers. La mayoría querían ser estrellas, así que muchos gastaban el dinero que entraba: si no lo hacían en drogas lo hacían para pagar otras producciones deficitarias. Quiero decir: que había muchas drogas. Algo, de verdad, increíble. Pensé que era culpa mía, pero lo cierto es que había muchas drogas. Y eso fue lo que pasó con el dinero.

P: ¿Qué haces viviendo ahora en Suiza?

DB: Trabajo. Y sino estoy trabajando, esquío. Esa es mi otra preocupación. Siempre haré lo que siempre he hecho: cosas interesantes.

P: ¿Has leído alguno de los dos libros que se acaban de publicar sobre tu persona: “Bowie” y “Stardust”?

DB: ¿Los dos libros sobre mí? ¿Quieres saber cuántos se han publicado sobre mí? Al menos 37. Dejé de leer cosas sobre mí al cuarto o quinto libro. Los escriben gente que necesita dinero.

P: ¿El rock ha muerto?

DB: En términos conceptuales sigue siendo tan importante como siempre. Pero socialmente está cambiando. Cambia su vocabulario continuamente, lo que le convierte en la forma de arte más excitante. Socialmente tiene su hueco. Es algo vivo y por eso está en constante transformación. Eso lo hace más interesante que, digamos, la pintura o cualquiera de las artes plásticas, que son más minoritarias. Y eso que hay más dinero ahora para la pintura que el que ha habido nunca para el rock. Creo que ahora vivimos otra redefinición del rock. Se deja de prestar tanta atención a los vídeos –lo cual me parece bien- y se vuelve a centrar la atención en el directo, en la interacción con el público. Vuelve a ser algo físico y peligroso, aunque a veces pienso que los artistas y el público buscamos cosas distintas. 




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